El río Omo discurre por el suroeste de Etiopía hasta su desembocadura en el lago Turkana, junto a la frontera con Kenia. Las tierras que rodean su curso bajo constituyen el hogar de una docena de pueblos indígenas seminómadas que preservan muchas de sus tradiciones ancestrales y constituyen un patrimonio antropológico excepcional. Sin embargo, como denuncian Survival y otras organizaciones, el futuro de estos pueblos se está viendo gravemente comprometido por la usurpación de sus tierras o la construcción de grandes presas. Este trabajo fotográfico es fruto de mi convivencia con algunas de estas tribus y responde a mí interés por documentar el frágil equilibrio que mantienen para preservar su forma de vida tradicional ante los envites del turismo y el desarrollo económico.